Paseo en catamarán

 


El Parque Nacional Mochima abarca 94.935 hectáreas de superficies marinas y continentales entre las ciudades de Puerto La Cruz-Barcelona y Cumaná en los estados de Anzoátegui y Sucre respectivamente. Aunque incluye amenas zonas montañosas como Los Altos de Sucre, la mayoría de los visitantes se enfocan en la gran cantidad de islas, islotes, golfos, ensenadas y la costa para disfrutar sus arenosas playas, la exploración del fondo del mar y práctica de buceo o snorkeling, deportes acuáticos y hasta la observación de delfines.

Desde la carretera de la costa (denominada "La Ruta del Sol"), puede fácilmente visitar atractivas playas continentales como Colorada, Arapo, Arapito, Vallecito, Santa Cruz y Cochaima. Asimismo, por un costo módico, desde la marina en el Paseo Colón de Puerto La Cruz, se ofrecen traslados hasta las playas de las islas Chimana Grande y del Sur; desde Pamatacualito (al este de Guanta) hasta las islas Monos y de Plata; y desde el pueblo de Mochima, hasta las playas insulares de Cautauro, Las Maritas, Blanca y Gabarra, entre otras.

Sin embargo, en el caso de las playas insulares, por lo general, al seleccionar su opción, es una cuestión de quedar en un solo sitio hasta la hora estipulada para el lanchero recogerle o cuando sale una embarcación de traslados estilo por puesto. Una alternativa mucho más agradable es de poder visitar varios destinos en el mismo día en una lancha propia o contratada para paseos con paradas múltiples, como se ofrece el dueño del catamarán "San Salvador", Enzo Traettino (0414-816.1966, 0281-265.2310; catamaransansalvador@hotmail.com; www.catamarandeoriente.com).


GRATA SORPRESA Como muchos de mis hallazgos encantadores, el conocimiento de este recorrido de Mochima en catamarán fue el resultado de serendipia y la flexibilidad al cambiar de planes para aprovechar una oportunidad. El mes pasado, en una ronda de distribución de la nueva edición de mi Guía de Campamentos, Posadas y Cabañas en Venezuela 2011-2012, como siempre, pasé por el quiosco de El Universal en el Paseo Colón de Puerto La Cruz para dejar ejemplares allá. Hablando con el dueño, descubrí que él también tiene un catamarán con el cual ofrece charters de un día completo en el parque. Con una tasa de café, fijamos una fecha cuando el tuviera una salida que no fuese de un grupo con exclusividad. Al regresar de la Gran Sabana, estaba en el puerto el día acordado para probar su oferta.


EL CATAMARÁN Muy bien mantenido, "San Salvador" tiene una capacidad máxima para 25 personas; pero, puede salir en un tour con un mínimo de 8. Si no tiene un grupo de 20+ para exclusividad y no hay suficientes personas en su grupo para alcanzar el mínimo, ellos pueden formar un grupo combinando varios individuos, parejas o familias para poder salir juntos.

Garcias a su forma, la embarcación es muy estable. Cuenta con cómodos sofás y mesas empotradas más una cocinita dentro de una cabina amplia.

También, bancos con colchones en la parte externa techada, plataforma para tomar sol al aire libre, baño, sistema de sonido, equipos de emergencia y chalecos salvavidas para cada persona. Es recomendado traer sus propios equipos para snorkeling aunque ellos tienen unas máscaras y chapaletas que se pueden usar y una tripa grande para flotar sin esfuerzo.


EL TOUR Yo salí en el catamarán desde la casa del dueño en el sector de las casas botes en el complejo turístico El Morro (donde pude dejar mi carro con toda seguridad) a las 9:00 a.m. y recogimos los otros pasajeros en la Marina Américo Vespuccio en la salida de los canales del complejo. También ofrece la opción de salidas desde el centro comercial Plaza Mayor, hotel Mare Mares y Paseo Colón.

En una mesa hubo un amplio surtido de frutas, té frío y caliente, café y cavas grandes con refrescos, agua mineral, seis bebidas por persona, hielo (también puede traer sus propias bebidas sin pagar descorche si tiene otras preferencias).

Desde el primer momento, el recorrido fue agradable, atravesando los canales de El Morro hacia el mar y observando los centenares de casas simples con dingüis o lanchas modestas hasta mansiones lujosas con yates enormes o veleros amarrados en los muelles de cada una. Al salir de los canales pudimos ver la zona del Paseo Colón, la refinería, tanqueros para el transporte de petróleo y las primeras islas del parque (unas con humildes rancherías de pescadores, otras no pobladas y muchas con playas).

Pasando entre las islas se nota la evidencia de un tumultuoso pasado con las impresionantes formaciones rocosas con sus estratos volteados en diagonal, vertical o hasta torcidos. La flora xerófita es predominante, aunque manglares crecen en la costa de unas de las islas.

Las aves más vistas son especies marinas como pelícanos, gaviotas y tijeretas del mar. Mientras que no se les ven directamente, los peces más representativos incluyen atunes de aleta amarilla o negra, lebranche, lisa, róbalo, catalán, pargo, mero, cazón, corvina y roncador.

Entre los crustáceos y moluscos hay camarones, mejillones, pepitonas, guacucos, jaibas y chipichipi, entre otros. En una parte, tuvimos la suerte de estar acompañados por delfines saltando alrededor del catamarán.

El capitán en este viaje, Héctor Pereda, y su asistente Gilberto Hernández, como anfitriones muy simpáticos, siempre preocupados por el disfrute y confort de cada uno de los pasajeros. Por ejemplo, en esta oportunidad una señora tenía terror del agua. Ellos le enseñaron cómo flotar con confianza con el chaleco de salvavidas y la tripa o agarrando un mecate para tener un sentido de seguridad además de "remolcarle" directamente hasta lugares muy poco profundos donde ella pudo pararse en el agua sin la necesidad de nadar o flotar.

En zonas para hacer snorkeling ellos buscaban varios ejemplares de la vida marina -como un "pepino" de mar, un erizo espinoso y otro planito de forma discoide- para mostrarnos y luego devolviéndolos al mar. Algo que definitivamente representó un valor agregado.

Las primeras dos playas que pasamos fueron Punto La Cruz y Conoma; y la parada inicial para pasar un buen rato fue en Ña Cleta (la favorita de la mayoría al ser más pequeña y privada que otras visitadas).

Desde allá seguimos hasta "La Piscina" que no es una playa sino una zona tranquila con agua poco profunda cerca de las Islas Arapo (no la playa Arapo continental) donde mucha gente ancla sus lanchas y se quedan en ellas o nadan alrededor. Algo muy divertido ahí fue la abundancia de "buhoneros" que visitan las lanchas. Un muchacho con sus chapaletas y máscara estaba empujando su carrito (¡flotante!) de helados. Una lancha motorizada se acercó para ofrecer langostas vivas. Otro muy cómico fue un bote pequeñísimo, obviamente de construcción casera con un aspecto muy precario, propelado por un hombre con remos (igualmente primitivos, c/u con una tabla amarrada con cuerda a un palo) con su compañero vendiendo ostras.

Después de divertirnos ahí, anclamos en la más grande de las Islas Arapo para almorzar en la playa en el restaurante Arapo. Pudimos pedir lo que queríamos del menú. La mayoría escogió catalán (servido entero), unos pollos, y yo probé los calamares rebosados que, sin duda, ¡son los mejores que he comido jamás (bien crujientes y con el rebosado súper ligero al estilo de tempura)! Además, el servicio fue muy atento (a pesar de tener todas las mesas ocupadas) y amable.

Desde allá, la última parada fue en Punta La Cruz. Ya que existe acceso por tierra a la playa, tenía más gente que en las otras donde paramos, pero aún así fue agradable y con visitantes paseando en kayaks, saliendo en "bananas" y en una plataforma triangular flotando en tres bolas grande remolcadas por lanchas de motor. Regresamos a las 5:00 p.m., con todo el mundo contento. El costo es de BsF 360 por persona para adultos, niños 2-8 años pagan 50, ¡una muy buena relación precio-valor por un día completo de diversión, visitas a numerosos sitios distintos, todas las comidas y bebidas, más la excelente atención!


ekline@cantv.net
Fuente: El Universal